No estaba ahí cuando todo pasó,
aun no vivía en este cuerpo cuando el big bang de la razón, todo quedó dividido
en diminutas definiciones, cada cosa con su nombre y después cada una con su
precio colgado en etiquetas rojas de negación, de un momento a otro todo
tenía un dueño y lo demás estaba prohibido, todo metido en
atractivas cajitas metálicas irrompibles e impenetrables, porque ser libre se
convirtió en un peligro, compartir es ilegal y cada cosa necesita un contrato
de apropiación, cada sentimiento un nombre, cada casa un dueño, cada día un
numero, cada fruta un precio, cada acción un juicio, cada mente una jaula de
ego.
Yo no estaba ahí cuando eso pasó y
cuando llegué no entendía nada, y ahora que lo sé tampoco entiendo nada, mi
espíritu sigue cantando libre, por fin conseguí la llave de la jaula y ya solo
es la llave de mi casa mental…
La costumbre termina matando la
creatividad y con esa muerte ya para qué estar vivos, definitivamente creo que
hay infinitos caminos, infinidad de posibilidades para crear un mundo a la
medida, no creo que nada realmente tenga un nombre y menos los
sentimientos, no creo que nadie tenga un dueño, no creo en los nuncas ni
en los siempres, no creo en los puntos extremos, me quedo con los medios… no
creo que nada sea verdad sin ser una gran mentira, no creo en las definiciones
finitas, no creo que los científicos puedan probar algo porque todo esta
cambiando -todo el tiempo- no creo que el tiempo pase en segundos ni tampoco
creo en Romeo, no creo que un solo camino sea el verdadero ni menos creo
en los mandamientos, no creo en la moral escrita en textos viejos, no creo en
las lágrimas de mi ego, no creo en imposibles, no quiero un dueño ni menos su
dinero.
No quiero poner mi firma, quiero dar
mi palabra del presente, no quiero asegurar mi futuro quiero respirar mi ahora,
no quiero ser dueña de mis amores solo quiero encontrarme con ellos en un
vuelo. Muchas cosas cambian cuando hay un dueño, un propietario, pero
siempre he sentido que todo es de todos y por eso no siento la diferencia cuando
pierdo, si es que perder existe en esta realidad… porque como dice el
dicho, cuando pierdes ganas… y vuelve y juega, otra ronda de cartas, y así todo
es un juego y jugar es el verbo… ganar y perder es otro cuento.